Mensajepor TownDusk » 17 Sep 2016 00:35
Se reincorporaba de su reposo el joven muchacho, estaba ansioso y podía ver como un escaso número de aves comenzaban a gaznar sobre las costas. Las aguas comenzaban a subir en el atardecer y la marea traía algunos de los pescados a flote, y aun así, con la visión del sol tiñendo el horizonte de naranja y aquellas negras aves manchando el cielo con su vuelo ligero, aún con el olor a sal y las calles más tranquilas que de costumbre Vakthan se sentía angustiado. No era una sensación que llevase encima antes de relajarse o al menos él no lo creía así. Miraba a su alrededor extrañado por la afluencia de emociones que le inundaban y se llevaba la mano al rostro para darse cuenta que estaba empapado en sudor frío. No podía ser nada bueno se decía a si mismo mientras que intentaba recuperar un poco su normalidad.
Vakthan se apresuró a mojarse la cara con algo de agua que le quedaba en el barreño, y es que había aprovechado a costearse una habitación algo más íntima. Claramente la intimidad era algo que le faltaba en la Posada Número Uno, y eso que la población era tremendamente menor que en Tarsh, era una contradicción en sí mismo, y mientras que Vakthan divagaba en las corrientes de pensamiento individualistas frente a otras se topaba de frente con un señor que se encontraba en frente de su puerta al salir de la misma. Terminando de reajustar sus ropajes mientras que salía el hombre parecía no apartarle la mirada. No tenía claro quien era pero reconocía esos ojos, los había visto alguna vez. Se limitaba a saludar por cortesía al barbudo varón de cabellos cobrizos y ojos oliva, descendiendo hasta la primera planta de la posada, el hombre no se movió y mucho menos le devolvió el saludo.
El joven mercader se despreocupaba pues nunca dejaba nada suyo en la posada, para eso estaba su cinto el cual se aseguraba que siguiera en su sitio mientras se acercaba a la barra comprobando el peso de sus pequeños sacos de cuero, aún dándole vueltas a la mirada pétrea de aquel robusto hombre puesto que tenía razones para hacerlo.-Bradskul, ¿No os habrá llegado aquí de Surlt aquella cecina curada que han estado vendiendo afuera la semana pasada verdad?—Preguntó Vakthan sin esperar mucho tiempo a que el hombre se percatara de su baja estatura tras la barra.-Como si tuviera yo dinero para costearme algo así... tenemos vino, bacalao, pan, y también tenemos carne de res, muy recia, deberíais probar el estofado de esta noche... ya sabéis el precio, ¿no?— Decía Bradskul al ver que la posada comenzaba a llenarse para la bien entrada tarde.— Yo os recomiendo el pescado en salazón si os vais de viaje... solo tenéis que lavarlo y cocinarlo con un perol, barato y bueno, también...-Dejadlo, vendré esta noche a por un estofado, gracias Bradskullr.— Decía repiqueteando los dedos sobre la barra con cierto ritmo a la par que se marchaba y dejaba a Bradskullr con sus quehaceres.
En su paseo por Puerto Soldado se cruzaba con dos extraños personajes, una mujer vestida de un fuerte rosa y un hombre vestido por unas extrañas telas oscuras adornadas por fetiches. Hablaban algo acerca de un intercambio, y aunque dicha palabra siempre atrae los sentidos del joven Vakthan continuaba caminando para no verse inmiscuido con esos asuntos, pues había oído extrañas historias acerca de las leyes de Maugre y su severidad, preferiendo no comprobar si alguno de esos dos estaba por cometer algo ilegal. Quien los conociese los reconocería como Evangeline y Emrkhol, pero eso el lo desconocía por completo.
Varias horas pasaron en vano para el joven muchacho en las calles y el hambre comenzaba a acrecentarse por momentos. Era hora de ir a comer ese estofado que Bradskullr le había recomendado, y así lo hizo, una vez llegó a sentarse en la barra Bradskullr le puso un gran plato de estofado, de pescado. Vakthan ya echaba de menos la carne pero no hacía asco alguno a un plato de comida, cuando lo tenía delante y el olor al estofado de pescado subía hasta sus fosas nasales lo devoraba famélico, y para su sorpresa estaba más bueno que aquel estofado insípido de alguna carne extraña de la última semana. Aprovechando al cambio que le debía Bradskullr por devolver, Vakthan miraba hacia la cocina por si veía a su mujer cocinando para darle la enhorabuena por el manjar que acababa de engullir, pero allí en pie estaba nuevamente el hombre con el que había coincidido anteriormente, esta vez en el camino hacia las habitaciones. Rehuyendo de su mirada con brío se marcho dejando el cambio como propina y volaba hacia el exterior topándose de frente con Emrkhol, con el cual comenzó a mantener una conversación lo suficientemente larga como para deshacerse de la idea de aquel extraño hombre del cual tenía la sensación que el seguía. Hasta que no miró cada ventana un centenar de veces y el cansancio reinaba sobre sus parpados no decidía dirigirse hacia sus habitaciones, y lo hacía dando varias vueltas al edificio para despistar al hombre en caso de que le estuvieran siguiendo. Esa noche durmió con la silla contra la puerta, por lo que pudiera ocurrir.
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TownDusk el 19 Oct 2016 09:46, editado 4 veces en total.