Mensajepor TownDusk » 30 Jul 2016 16:31
.--------------------------------------------------------- Una buena bienvenida
La luna ya empezaba a alzarse en el cielo cuando abrí los ojos, sus rayos plateados se reflejaban en el río que hacía de frontera entre el campamento de los cazadores de Waha y las cercanías de Puerto Soldado. La neblina era tan espesa que se arremolinaba contra el suelo, no cubriendo mas que hasta las rodillas de cualquier humano común o criatura que se le asemejara. Hacía varios días había cruzado su camino con un guerrero de urox con el que pudo compartir fuego y palabra, aunque estaba buscando oír del hombre una respuesta que le diera la escusa de romperle un par de dientes... no la tuvo, y la velada que fue tranquila y reconfortante ahora yacía como el recuerdo de un ahogado lujo.
Tumbada en el suelo con una deplorable tienda de campaña sin llegar a montar, con una hoguera sin brasas ni llamas y con aquella tienda como cama de reposo se encontraba descansando Myrna ,como buenamente podía. Su pelo ondulado y enmarañado como de costumbre se encrespaba por la humedad de la isla, entreabría los ojos desconcertada, apartándose a torpes manotazos los mechones de pelo castaño cenizo y rojizo, percatándose con aquel gesto de su lamentable descanso. Las hojas crujieron bajo sus manos al levantarse, haciendo desviar la mirada de una alimaña hacia la hermana de la tierra. A medida que oía a la susodicha alejarse, Myrna arrastraba su pereza hacia la orilla del río para mojar su rostro y beber algo de agua.
Sonreía ligeramente a su reflejo, tan grande, tan curtida, tan descuidada y arrodillada en la ribera del río. Si hubiera sido mas discreta y sutil habría podido pasar desapercibida aquella noche, pero parecía costumbre toparse con varones que decidían tentar la poca templanza que la joven mujer tenía. Le resultaba curioso escuchar a aquél hombre intentar desviar la atención de Myrna siendo zalamero cuando ambos estaban únicamente iluminados por la luna y apenas podían verse los rostros entre las penumbras. Myrna apoyaba por un momento las palmas en el borde del agua, aferrándose con los dedos entre las rocas, cerrándolo alrededor de las piedras como si fueran garras e inclinándose sobre la superficie como si fuera a beber del río como si fuera algún animal salvaje. En ese momento sabía que aquel hombre intentaría acercarse, y así lo hacía, pero ante el primer paso dado Myrna hablaba a medida que se reincorporaba de aquella compostura.—Dejadme haceros una pregunta, ¿Habéis visto una niña de 5 años por aquí?— Decía ella con los hombros encogidos de manera hostil e indicando con la mano la altura de la susodicha chiquilla extraviada. El hombre, que de triste manera intentaba ocultar un arma tras su brazo titubeaba demasiado en el gesto y Myrna obtenía la respuesta que quería antes siquiera de que hablase.—¿Una niña? ¿Creéis que soy una niñera? No, no he visto ninguna niña, ≪ preciosa≫.— El hombre se acercaba lentamente a medida que dejaba ver su rostro con la luz de la luna dándole de frente. Myrna aún se mantenía de lado dejando ver su perfil hacia la contra luz, y para cuando el hombre parecía decidido en atacar. Myrna se giraba como una figura sombría con la luna iluminando su espalda, dejando sólo su contorno iluminado. Un par de segundos en silencio marcaban para ambos que ninguna palabra más se emitiría.
El hombre con un rápido movimiento esbozaba el largo puñal que portaba, Myrna aguardaba a su primer paso sin embargo éste era más rápido de lo que ella en un principio esperaba por su torpeza hasta el momento. El puñal en salto se dirigía hacia ella mientras que ésta esbozaba una de las rocas que había agarrado en el río hacia su cabeza, el puñal se clavaba sobre el hombro izquierdo de Myrna y con un brutal grito ésta golpeaba la sien del hombre que caía sobre ella apoyando su peso inerte rodando ambos hacia el río. A medida que ambos rodaban hacia el río el puñal se desprendía de su hombro, y para cuando el hombre parecía completamente fuera de combate ambos se sumergían en las frías y escasas aguas del río.
El hombre alzaba ambas manos intentando agarrarse a algo para salir del agua, y bajo su sorpresa era capaz de tirar de un cuerpo hacia arriba, sin embargo salía para observar ambos brazos de Myrna alzados en el aire mientras que esta se situaba con el hombre debajo de él, con sus rodillas clavadas en el río con aquel hombre en medio. El golpe de los diez nudillos de Myrna sobre el frontal del cráneo volvía a hundir al hombre en el agua, y éste volvía a tirar de su ahogo fuera del agua. Myrna volvía a hundir otro golpe, esta vez en los brazos del hombre que se defendía encogíéndose debajo de ellos a medida que salía del agua. A medida que forcejeaban Myrna sentía un furtivo golpe, un duro golpe a la parte de atrás de su cabeza, ajeno al hombre que se intentaba defender.
Myrna alzaba la vista desde el suelo hacia la segunda figura que ayudaba a al hombre salir del agua y recomponerse, la mujer aún tenía la vista turbia por el golpe y veía a aquellas figuras sobre el río alzarse en tamaño cerca de ella, ésta echaba la mano a su dorsal con las correas de su gran hacha más que torcidas por la refriega. La primera sombra acometía contra ella y ésta esbozaba el gran hacha con un corte de media luna a medida que rodaba alejándose de la carga hacia ella. Un brutal alarido se comulgaba y los pájaros de los árboles que yacían aún dormidos huían, aún con la visión turbia, Myrna se avalanzaba hacia la segunda sombra que se encontraba aún de pié en el río, lanzando un corte en vertical hacia la sombra. Éste esquivaba el ciego golpe de Myrna y comenzaba a correr, Myrna rebuscaba por aquel contorno borroso pero sólo escuchaba los pasos alejarse y desaparecer. Aturdida por el golpe y con la adrenalina cayendo, buscaba al hombre que había impactado pero no encontraba su contorno y ésta se desplomaba en el sitio clavando el rostro en la tierra. .---------------------------------------------------------------------------------------- * * *