[cuenta]CarpeDiem[cuenta][personaje]Viktor[personaje]
Los días iban aconteciendo, pasando a formar unas lentas semanas y estas a su vez unos tortuosos meses. Las "aventuras" iban dando acceso a unos nuevos conocimientos. A pulir nuevas habilidades y a mejorar con sus aptitudes. Viktor comenzó a compartir camino de manera mucho mas asidua con Kynna, una joven y entusiasta solar que se regía demasiado por los preceptos solares y Yalenna, una joven lunar procedente de la capital del imperio. Era una excelente sanadora, con algunos conocimientos mágicos.
Con ellas avanzó a aquella oscura gruta, aunque sin la ayuda Arkii, aquel extraño muchacho que se comportaba cómo un mismísimo gato. Habían quedado en el lugar señalado. Avanzaron durante una jornada hacia el norte, hacía las llanuras que precedían aquel majestuoso bosque. Hacía el oeste se podía observar esos grandes acantilados. El sonido del fuerte oleaje azotándoles, así como el aroma propio de la brisa marina. Era un día soleado, y la temperatura agradable, aunque la brisa ligéramente fresca.
Kynna encontró nuevamente aquella argolla metálica. Y comenzaron con el descenso. No se demoraron mucho cómo en la anterior ocasión. Avanzaron guiándose por las antorchas, recordando algunas partes de aquel camino, que aunque ya lo habían recorrido, no era momento de pecar de necios pues sabían que aquella gruta era usada por piratas y podrían haber instaurado trampas desde la última vez.
Finalmente llegaron a aquella zona sumergida. Otra vez volvieron a teorizar sobre el motivo de aquellos guardianes. Que si eran aventureros que habían tenido una muerte horrible y por tanto sus espíritus habían quedado atrapados en ese mundo. Que si el líder de aquellos piratas era un nigromante que creó esas criaturas para que fuesen sus guardianes... Varias fueron las posibilidades, pero hasta el momento ninguna de sus teorías se comprobó.
La habilidad de Kynna cada vez era mas destacable y eso se notaba mucho a la hora de combatir, aunque seguía siendo extremadamente débil y vulnerable. Pero para eso estaba Viktor. Su percepción no era muy amplia, menos aún con ese yelmo metálico. Pero a rango corto tenía habilidad y destreza suficiente para realizar bien sus labores de escolta. Y eso fue a lo que se dedicó durante todo el trayecto. Prestar atención y realizar sus labores de escolta. En ocasiones protegía a la vulnerable arquera o a la curandera portadora de luz y magia.
Cruzaron aquella pasarela. Cómo en la última vez, Yalenna confesó que notaba aún una custodia mágica. Algo espiritual. Entonces apareció la criatura. Se formó de la mismísima corriente dando forma a una bestia imparable de masa de mas de dos metros y medio de altura. ¿Cómo dañar a algo así? Maldita sea la suerte de los tres. Lanzada que emitía el solar, era un agujero que creaba en esa masa. Pero rápidamente se regeneraba. Lo mismo sucedía con Kynna, sólo que a muchísima mayor velocidad. Finalmente, la curandera trazó unas runas elementales en el aire. Se empezó a sentir el calor abrasador en la zona, lo cual se agradeció tras la "húmeda" situación, y de sus dedos se lanzó aquel rayo abrasador, que fue tan intenso, que erradicó al espíritu del lugar.

Hasta aquí, habían rehecho aquel camino ya recorrido. Todo era nuevo ante ellos. Examinaron todo a cuanto su paso. Avanzaron por aquel laberinto haciendo marcas para reconocerlas mas tarde y no perderse. Vieron mas restos de pasarelas y maquinarias de manufactura humana. Eso les indicaba que iban por el correcto camino. Se podía cortar con un cuchillo la tensión del ambiente, pues los tres se hallaban terriblemente concentrados en la labor que les competía.
Kynna, se mantuvo siempre alerta. Atenta por donde pisaban. La cueva estaba medio sumergida por algunas partes. Y aunque la pura lógica les indicaba retirarse, sabían que habría algo mas adelante, porque todo lo que iban encontrándose eran indicios de que este lugar estaba siendo utilizado por personas. Algunas trampas fueron desactivadas. Algunas criaturas fueron abatidas. Las horas pasaron lentamente mientras que ellos avanzaron por la oscuridad de la gruta. Entonces escucharon una corriente de agua cercana. Kynna dedujo que era una salida de agua. Se acercaron un poco y en ese momento Yalenna encontró una generosa abertura en la roca. Se veía claramente los rayos de Yelm a través de ésta. El grupo avanzó y cruzó aquella zona. Y entonces pasó...
No pudieron dar crédito a lo que vieron. La emoción les había hecho estar toda la noche en aquella gruta intentando encontrar un camino para avanzar y finalmente lo hicieron, pero para mayor sorpresa fue que daba a otra parte. Miraron hacia los lados y vieron una enorme colina. Y a los lados de esta, sólo arena y mar, y al este, dedujeron, se pudo ver el nacimiento de la enorme esfera de fuego y llamas que anunciaba un nuevo día. Se rieron, fruto de la alegría y el alboroto de haber salido con vida de allí. Pero la noche había sido muy larga. Encontraron un buen lugar a la salida de aquella cueva. Prepararon las tiendas y con un fuego controlado y pequeño, prepararon algo para comer. El grupo descansó durante varias horas.
Y transcurrido ese periodo de descanso. Volvieron a avanzar. Algunas pequeñas sabandijas fueron abatidas. Era lógico y normal, pues se encontraban en un terreno árido. Pero lo que mas les llamó la atención fueron algunas trampas colocadas en terreno estratégico. Trampas que Kynna, claramente, pudo desactivar. Estaba claro que la "mano humana" estaba presente en aquel lugar. Viktor se mostró nuevamente descansado y con su percepción activada para realizar nuevamente una buena labor de escolta. Se centró en proteger en la curandera, ya que Kynna andaba de manera mas sigilosa.
Y avanzaron por aquella colina árida. Buscaron un punto elevado desde el cual poder observar bien aquella zona. Les llevó poco mas de una hora llegar a una elevación desde la cual observaron. Se percataron de que estaban en una isla. ¡Era imposible físicamente! Pero entonces dedujeron entre los tres. ¿Sería posible? Un pasadizo subterráneo? ¿Caminaron por dicho pasadizo durante toda aquella noche hasta llegar a ese islote? Era maravilloso. ¡No se podían creer la suerte y lo dichosos que eran! Pero así es cómo fue.

Pero el problema llegó ante las risotadas del burdo solar. Un grupo de humanoides, se les acercó con deseos de cargarse al mercenario y usar a las mujeres para su placer y posterior venta. ¡Ay, pobres de aquellos hombres! El solar avanzó hacía ellos. Nunca destacó por su habilidad ofensiva. De hecho, su mejor arma era su escudo. Podría cargar con éste y podría aguantar una carga. Lo usaba como cobertura y cómo arma para derribar a sus oponentes. Obviamente, Viktor era un soldado defensivo. Aguantaba mucho. Y Kynna era todo lo contrario, ella era muy rápida. Localizaba rápidamente los puntos débiles de sus oponentes y con sus flechas sentenciaba sin dudarlo.
Tres piratas avanzaron contra ellos. Uno cayó antes de llegar a tocar siquiera el escudo de Viktor. Provocados por los insultos del solar, decidieron acabar rápidamente con su vida para después adquirir el botín tan preciado en forma de mujeres. Con su lanza, Viktor mantenía a raya a uno de los piratas, mientras que con el escudo bloqueaba, una , y otra, y otra, y otra vez mas el asalto de acero que realizaba el segundo pirata. Kynna localizó una flecha directa en su nuca y lo abatió de manera súbita. Viktor, liberado de la carga de combatir contra dos hombres se centró ahora en quien quedaba. Alzó su escudo y lo usó para golpear, luego con su lanza atravesó el muslo del pirata, y con un golpe doble del escudo enfocado en el rostro lo dejó noqueado en el suelo.
La adrenalina se había apoderado del grupo. Habían llegado a aquel exótico lugar. Todo era nuevo para ellos. Era una zona prácticamente virgen, apenas contaminada por aquellos piratas. Y además, la trifulca les había resultado favorable. Se enfocaron hacía la dirección de donde provenían aquellos piratas. Y en el horizonte pudieron percatarse de aquella hermosa goleta. Una nave rápida y de tamaño mas pequeño que otras, ideal para abordar y escapar de barcos mas grandes. En cubierta había unos seis o siete individuos. No parecían haberse percatado de la presencia del trío.
Debatieron entre si, lo prudente o no que sería avanzar hasta la goleta. Pero nada de lo acontecido había sido prudente. Quizás no deberían de seguir tentando a su suerte, pero decidieron avanzar. Una porque lo creía justo, otra porque deseaba conseguir algo de provecho y el otro porque lo veía como un reto personal. Finalmente decidieron que lo mejor, en esta ocasión era atacar y aprovechar la sorpresa.
Kynna apuntó y se centró en una mujer, que parecía una hechicera. Dos flechas avanzaron en un corto periodo para herirla mortalmente. Viktor avanzó con mayor rapidez de la que se esperaría en un hombre con armadura pesada. Alzó su escudo y soltó un grito para llenarse de adrenalina. La arquera mantuvo su cadencia en los disparos. Apuntaba y descargaba. Apuntaba y sentenciaba. El mercenario buscó una zona estratégica. Puso su espalda contra una zona imposible de flanquear y se colocó en posición defensiva. Bloqueaba, rechazaba, mantenía a raya con la longitud de su arma de asta. Se escuchaba su risa a modo de provocación para que se centrasen en él. Les mantenía ocupados mientras que Kynna finalmente abatió al último de aquellos bandidos.
Cuando el combate finalizó, instantes después, se hallaban seis cuerpos en el suelo, y tres en pie. Viktor a pesar de esto fue herido. Por suerte, lo que no pudo bloquear su escudo, pudo hacerlo su resistente armadura lamelar. Apenas había tenido unos cortes en su antebrazo derecho y pierna izquierda. Yalenna trató las heridas superficiales con eficiencia y soltura. Sobre todo se percató de desinfectar bien los cortes, no quería que el hombre cogiese alguna infección.
El grupo se internó dentro del barco. Avanzaron con precaución y el sigilo que se les permitió. Todo estaba tranquilo. No parecía haber mas gente en el lugar. Registraron algunos cajones. Cogieron algunas joyas y baratijas menores. Algunas botellas de buen licor y algo de carne y queso. Continuaron en su avance, aún precavidos. Y entonces se escuchó. Era una especie de gemido de mujer. De primeras creyeron que se trataría de algún tipo de tortura. Viktor entró en cólera. Y avanzó hacía la puerta. Los gemidos eran cada vez mas intensos y fuertes. En ese momento golpeó con la fuerza de su escudo la puerta. La cerradura no se resistió y se abrió de golpe.

La sorpresa fue cuando, en vez de encontrarse instrumentos de tortura, torturada y torturador, mas bien se encontraron con dos jóvenes muy hermosas fornicando con un rudo mercenario. Ámbas partes se miraron confusas entre si. Viktor, cómo siempre en ese estado tosco y burdo, comenzó a carcajear divertido. Cómo no, sus comentarios soeces fueron dirigidos hacía las jóvenes y admirando sus atributos. La situación de confusión duró apenas unos instantes. El mercenario saltó de la cama para agarrar sus dos espadas, que junto con la tercera aún "en guardia" se avalanzó sobre el solar.
Viktor se mantuvo en guardia baja y eso fue un error fatal. El asalto de acero sobre su escudo comenzó a golpearle tantísimas veces que hasta su brazo acostumbrado empezó a sentir un fuerte dolor. Las dos jóvenes hechiceras comenzaron a entonar unas palabras y comenzaron a conjurar unas runas elementales de agua. Kynna y Yalenna ganaron la iniciativa y ámbas cayeron antes de conjurar.
Mientras tanto el solar seguía sufriendo contra el "trío" de espadas. A cada golpe mas le dolía, pero continuaba aguantando con su escudo, de manera férrea. Pero todo parecía ser parte de la manera de combatir del solar. A cuanto mas atacaba el otro, mas se cansaba éste y mas resistía Viktor. Sabía que cuanto mas se cansase su contrincante, mas cerca estarían de llegar al final del combate y que éste se decantaría a su favor.
El solar se mostró incansable. Sacó fuerzas de flaqueza y en un determinado momento golpeó con su escudo en un contraataque que impactó de lleno en el morro del capitán. Un golpe que lo aturdió y que seguidamente aprovechó para atravesar su garganta con la punta de su lanza corta. El cuerpo del capitán cayó inerte y sin vida en el suelo. El solar comenzó a carcajear, fruto de la adrenalina y de un combate tan desafiante de victoria.
Despojaron todo lo que pudieron llevar entre manos, lo cual al grupo le venía bien. Yalenna buscó materiales de curandero y libros que estudiar. Kynna algo mas sencilla, algo que comer y algunas gemas. Viktor alcohol y un papiro con una ilustración de una mujer desnuda. Al final, el grupo regresó sobre sus pasos. Les quedaría aún camino para regresar hasta puerto. Pero aunque estaban agotados, se sentían victoriosos tras esta aventura, con las experiencias y recursos obtenidos. Un buen botín que les permitiría subsistir en las próximos días.